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Desesperanza, el colapso al cambio

Sentada en la sala de espera de urgencias, la televisión encendida anuncia noticias catastróficas unas tras otras: problemas políticos, sanitarios, económicos…

La desesperanza se hace presente. Observo a mi alrededor, médicos cansados tras horas y horas de urgencias, agotados, desesperanzados tras cada caso de covid, pacientes viviendo su desasosiego. Un malestar generalizado nos inunda. 

La desesperanza llega cuando lo damos todo por perdido. 

La desesperanza es un veneno que apaga ilusiones, motivaciones y energías poco a poco.

La desesperanza, el agotamiento, la pérdida de ambición por hacer cosas donde antes encontrábamos momentos de felicidad.

El malestar se hace cada vez más explícito, más presente.

La vida nos ofrece la oportunidad de otra forma de vivir y sentir en el presente. 

Pero vivimos en una sociedad en la que el hoy no es suficiente, y vivimos con la desesperanza.

Vivimos en la incomodidad, de que nunca nos encajan todas las piezas del puzzle. No somos capaces de encontrarnos en ningún lugar. Vivimos en el sentir de no encajar en el mundo, o mejor dicho, el mundo no encaja en nosotros. Avanzamos y avanzamos, pero nunca llegamos a alcanzar la plenitud deseada.

Vivimos en una huida hacia adelante con la esperanza de mejora, hoy el futuro es vacío, por ello hoy el presente es más incómodo. 

Pregúntate, ¿Cómo vives el presente?

El futuro se construye de muchos presentes.

La parálisis de la sociedad. Una civilización resignada al cambio climático, a la desigualdad, la inestabilidad económica, la pandemia… COLAPSO.

La única forma de tener impacto real es construir relatos posibles de futuros, de muchos presentes desde cada esencia de cada persona, en el colapso podemos conservar la oportunidad de ser, del cambio, a nivel individual y colectivo.

Quiero pensar que tenemos la oportunidad de cambiar el futuro, en el presente de hoy. Que el malestar generalizado, es la oportunidad de la toma de conciencia de cada persona, para que viva el hoy pleno, el aquí y ahora.

Caemos en la desesperanza, en la tentación de venirse abajo, tirar la toalla, y esperar al próximo gran evento que impacte en nuestras vidas. 

Me niego a pensar que todo está perdido.

No podemos pasar la vida pensando que para estar bien, para progresar, para ser felices, tiene que cambiar cosas de fuera, el mundo, los políticos, “x” persona…

Fácil pensar así, de esta manera no es mi responsabilidad, es de otros. 

Nada cambia, si no cambiamos nosotros. Todo depende de nosotros. El mundo necesita el cambio, el mundo necesita de nuestro cambio.

Cada cambio social, inicia en el cambio individual, si quieres una sociedad mejor, se tu mejor, si quieres una familia o amigos mejores, se tu mejor para ellos, si quieres mas amor, ama mas, si quieres una empresa mejor, se mejor para tu empresa.

Narrativas pesimistas inundan nuestros vacíos de vida. No propongo vivir sin ser realistas, pero añadir un poco de esperanza a nuestra existencia no nos viene mal, llenar nuestros vacíos con narrativas positivas, constructivas.

Dar respuesta  a tus “para qué” es fundamental. Es el único modo de ir hacia adelante, desde la conexión a tu propósito, a tu causa en el mundo. Solo tenemos que despertar.

Ser el motor del cambio y llenar nuestras vidas con esperanza, con las cosas que nos hacen volver a tener fe, esperanza e ilusión. 

Anhelamos crear, vivir, anhelamos una vida más significativa y auténtica, y entre anhelos y anhelos es muy tentador caer en la des-esperanza. 

Caminamos en la búsqueda de vivir una vida llena de esperanza, fe, ilusión y motivación. 

Desde la conexión interna, desde el deseo de nutrir nuestra mente, alma y cuerpo.

Tengo la esperanza que al leer este artículo, dejes de escuchar las voces negativas sociales e internas, tus creencias, tus patrones limitantes, tus miedos, las voces que te anulan tu potencial y te llevan a la mediocridad. Que encuentres la valentía de escuchar, de subir el volumen a lo que te da satisfacción y aporta al mundo desde tu servicio y valor.

Deseo que este artículo te lleve a la conexión con una fuente de claridad, que te guíe desde tu parte más profunda de tu interior, a vivirte en una mejor versión de ti, elevada, en tu potencialidad humana. 

Pau.

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