La filosofía de la valentía.
En la vida, como un partido de fútbol. Unos juegan y otros miran el juego.
Los espectadores se entusiasman con cada pase, con cada gol, con cada remate, se excitan, se emocionan, se lamentan, según la función de su equipo, sienten la emoción del juego y su cuerpo es un hervidero de adrenalina.
¿Pero sabes qué…? solo juegan 22, el resto son espectadores. “Unos pocos juegan, los demás miran”
Pregúntate… ¿Juegas el partido de tu vida o te dedicas a mirarlo? ¿Eres el jugador o un mero espectador de tu vida?
Y es que a veces tras heridas, sucesos dramáticos, decepciones… nuestra valentía pierde fuerza, en ciertos momentos o áreas de la vida y dejamos de jugar el partido de nuestras vidas.
Y es que la valentía pierde fuerza cuando nos topamos con el miedo a la tristeza, al sufrimiento, al fracaso, a la decepción.
¿Y si aquello que me hace feliz y me da alegría, me lleva a la tristeza?
La mente automáticamente recuerda aquella vez que de la alegría le llevó a la tristeza, y dependiendo del suceso vivido, se presenta el bloqueo.
¿Y si la alegría y la tristeza son partes de un mismo pack?
Al igual que la ilusión y la decepción van de la mano, el amor y el miedo, los sueños y las incertidumbres, el triunfo y el fracaso, van también de la mano.
¿Y si el mensaje de la vida es aceptar la tristeza como el pago justo por haber sentido la alegría?
¿Y si cada éxito va acompañado de cada fracaso?
¿Y si la valentía trata de aspirar a abrazar la vida entera?
¿Y si la filosofía de la valentía nos enseña a vivir a pesar de los miedos y a darlo todo sin reservarse nada?
Entre el miedo y el amor, entre el fracaso y el triunfo, entre la ilusión y la decepción, entre la alegría y la tristeza. Está la valentía de la vida.
La valentía que nos hace superar obstáculos, golpes, incertidumbres, tristeza, fracasos… la valentía es la que nos hace vivir la alegría, el amor, el gozo, la plenitud, los éxitos.
Cuando queremos negar, ocultar, neutralizar, el dolor, evitar el posible suceso, no nos está haciendo mejores personas, ni con nosotros mismos, ni con los demás.
Si lo naturalizamos e integramos, nos permitirá ser más humanos.
La valentía, es la nueva filosofía de mirar hacia adelante, un modo de vivir la autenticidad y la conexión con la vida y con los otros de una manera honesta y vulnerable.
La escala de la valentía pasa desde la plenitud y el sufrimiento, desde el amor al miedo, desde la conexión a la desconexión, desde la alegría a la tristeza, desde el éxito al fracaso.
Viajamos de la mano con cada pack.
Transitar la incomodidad, el sufrimiento nos lleva a la valentía de vivir en la plenitud de cada historia, de cada relación, de cada lugar y momento de la vida.
Cada uno elige sus aspiraciones, y con ello cuánto de sí mismo quiere arriesgar.
Si no nos queremos exponer al dolor, renunciaremos a la plenitud, si no queremos rozar la tristeza, no acariciamos la alegría, si no queremos sufrir la decepción, no viviremos la ilusión de la vida.
Así que la elección de la vida es…
¿Cuánto amor y conexión quiero llegar a sentir?
¿Cuánta alegría e ilusión voy a permitirme experimentar?
¿Qué porcentaje de mi vida quiero que me pertenezca?
Es decir, ¿eliges tú o tus miedos?
¿Juegas tú tu partido de la vida o solo eres un espectador más?
Es fácil decirlo, lo sé, cada uno tenemos nuestras vivencias y nuestras barreras, a veces nos conformamos con evitar el sufrimiento, arriesgando la plenitud. Evitando el miedo, arriesgando el amor. Evitando el dolor, arriesgando la alegría. Evitando el fracaso, arriesgando el éxito. Para vivir en una zona media. No porque no queramos más, si no porque evitamos salir magullados.
La elección de la vida, tu elección de vida:
- Construir o destruir.
- Todo o nada.
- Beso o torta.
- Amor o miedo.
- Éxito o fracaso.
Solo tú eliges.
Y es que vivir la valentía es vivir la vulnerabilidad. Entre el miedo y el desgarro, apostando por el amor y la plenitud.
Solo tú puedes tomar la responsabilidad del cambio, de tomar las riendas de tu valentía en tu camino de vida. La responsabilidad y valentía de vivir el amor, la plenitud, la alegría, el gozo de la vida a pesar del miedo, del sufrimiento, de la tristeza.
Recuerda: “El camino de vuelta cuando perdemos la fuerza o la orientación, es la valentía.”
El manifiesto de los valientes:
El valiente, teme como todos, llora, tiembla, cae, como todos. La diferencia es una fuerza interna que sale en él, que se enfrenta al miedo, a la dificultad, cree en el aprendizaje, no se esconde bajo una manta o pensamientos engañosos de excusas, toma la responsabilidad.
En el camino de crecimiento personal es necesario tener la actitud de explorador: probar, ser curioso, retarse, atreverse a fallar…
No se trata de ser un temerario, no. Se trata de descubrir en la acción si “no se puede” o “no puedo”.
El valiente sabe que el estándar del valor, no es la medalla, es el esfuerzo.
El valiente sabe que el que no arriesga no pierde, pero ni gana, ni sufre ni ama.
La filosofía de la valentía es darlo todo sin reservarse nada.
Lo único que perdemos en la vida son oportunidades.
Te invito a que reflexiones, ¿Dónde estás perdiendo oportunidades por miedo a vivir el partido de tu vida? ¿Dónde pierdes oportunidades por no vivirte en la filosofía de la valentía? (repasa las áreas de tu vida a nivel personal, laboral, sentimental, familiar, social, educacional…)
La valentía siempre nos pone en acción.
Es una fortaleza de carácter que nos permite soportar el esfuerzo, el cansancio y el desánimo hasta alcanzar una meta. Significa actuar a pesar de la dificultad.
La valentía siempre nos lleva al éxito, al gozo de la vida, de la felicidad, el amor y de la plenitud.
Vivir con ideales es vivir desde el corazón.
Es decirle al mundo que no todo te vale.
Que por lo que sí vale, vas a por todas y con todo.
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