Empecemos por el principio, ¿Qué es un pensamiento perturbante?

Definición de perturbante

1.  adj. Que perturba; que molesta o saca fuera de sí o altera la razón o los sentidos

El hermano del famoso escritor ruso Fiódor Dostoyevski le puso a prueba: “Quédate en el rincón hasta que dejes de pensar en un oso blanco”, y lo intentó, durante toda la noche, pero no fue capaz de dejar de pensar en osos polares. Se trata de una popular anécdota sobre el escritor que incluso apareció en un anuncio de coches (aunque cambiando a Dostoyevski por Tolstoi), y que además dice mucho sobre los pensamientos obsesivos e intrusivos.

Heridas, patrones, creencias que nos llevan a las trampas mentales, cultivando un pensamiento perturbador.  Haciendo de ese pensamiento perturbante un “oso polar”.

Donde sentimos amenaza, la mente se engancha como un velcro.

Un mensaje no contestado, una expectativa no dada, un cambio de planes… ¿Es una amenaza?

Interpretamos las amenazas que sentimos desde nuestras heridas, patrones y creencias…

• No me contesta = no me quiere / me rechaza = herida del rechazo.
• No salen los planes como deseo = no soy merecedora de algo bueno  = herida de merecimiento.

¿Y si discernimos nuestros pensamientos de la realidad?

¿Y si cambiamos desde donde nos hablamos?

¿Y si nos ponemos otras gafas para ver esos escenarios interpretados?

La mente perturbante. ¿Qué es?

Son pensamientos intrusivos, ideas o imágenes no deseados, involuntarios, que llegan de manera espontánea a la mente pueden ser agradables (inocuos) o desagradables (atemorizantes, obsesivos o inquietantes).

Las regiones cerebrales responsables del pensamiento espontáneo, llamadas red de modo predeterminado del cerebro, rigen nuestros pensamientos intrusivos.

Éstos son útiles: nos ayudan a adaptarnos a nuestro entorno, y son importantes para la creatividad y la resolución de problemas. No nos asustemos 😉

¿De dónde viene?

Estos pensamientos se componen de una parte espontánea creativa y de una parte que nacen desde una situación traumática del pasado y que no se ha sabido gestionar. Así el pensamiento está ahí como dormido, pero vuelve a florecer.

¿Por qué surgen los pensamientos perturbadores?

Irónicamente, el origen se genera por no querer actuar, vivir, esos pensamientos que pensamos.

Sin embargo, se produce la paradoja de que pensar en que no queremos pensar en algo ya es centrar en eso nuestra atención, y aparece la frustración de querer borrar de nuestra mente un pensamiento y obtener el efecto contrario: fortalecerlo.

Pensamientos perturbantes que nos desvían de la realidad y de vivir el presente, colocándonos en el pasado o en el futuro, enganchados en esos pensamientos perturbadores como si fueran la realidad. Sin comprobar la veracidad de ellos.

Solo cuando llegamos al límite del sufrimiento es cuando nos cuestionamos pensamientos, creencias… que se esconden detrás de cada perturbación. 

¿Y si comprobamos la veracidad de nuestros pensamientos?

¿Y si verificamos si nacen desde el alma, desde el sentir y la intuición? ¿O si nacen de heridas, creencias y miedos…?

Si no se trabaja sobre ellos, estos pensamientos intrusivos perpetradores (aquellos pensamientos que no deseamos y le damos fuerza, atención y realidad), pueden acabar convirtiéndose en el eje de nuestras vidas, pues mientras ponemos toda nuestra atención en ellos, excluimos la realidad que nos rodea.

El pensar y repensar las cosas sea quizá uno de los problemas más frecuentes de nuestra sociedad, siendo fuente de problemas de ansiedad, sufrimiento, incapacidad…

¿Cómo podemos potenciar unos pensamientos afirmativos y conscientes para trabajar el poder de nuestra mente?

Desvía tus pensamientos perturbadores y potencia tus pensamientos afirmativos:  

• Descubre y acepta que tú no eres tus pensamientos. Tú no decides lo que llega o no a tu mente, pero puedes seleccionar lo que te interesa y quieres quedarte, y lo otro enviarlo a la carpeta de SPAM.
• Cuando aparezca el pensamiento no sirve de nada luchar contra él, pues se hará más fuerte. Investiga por qué aparece eso en tu mente y luego decide si te conviene centrarte en él. Si no, dile adiós y visualiza cómo se va.

Cultiva tu calma interna:

• El mindfulness budista fomenta la toma de conciencia de nuestros pensamientos, la dispersión de ellos, te sirve para ganar autocontrol sobre tus propios pensamientos y aprenderás a focalizar tu atención en otras áreas cuando los pensamientos recurrentes aparezcan. 
• La meditación budista me ayudó a mirar los pensamientos desde lejos, con perspectiva, discerniendo entre la realidad y la herida. 
• Los pensamientos automáticos son un reflejo de nuestras creencias, pero nosotros no somos nuestros pensamientos.

“Tú no eres tus pensamientos”

Centra tu atención y energía en actividades que nutran tu cuerpo-mente-alma: 

• Aparte de cultivar tu calma interior, tu mente y alma desde la meditación (por ejemplo). Cultiva la realización de ejercicio físico con frecuencia.
• Los pensamientos son energía, y es mucho más fácil controlarlos cuando hemos liberado el exceso de energía que nuestro cuerpo genera. Por ello realizar ejercicio físico diario nos ayudará a tener una mente más clara y relajada y a que la intensidad de los pensamientos recurrentes disminuya.

Acepta. Reconoce tus pensamientos e integra el aprendizaje de vida:

• Es preferible reconocerlo y analizarlo. Inclusive escribirlo junto con las circunstancias que lo generan puede resultar muy útil; en muchos casos, esto actúa como un efecto desarmador que le quita todo el poder sobre nuestra psiquis. 
• Practica la escritura terapéutica, liberas carga mental, sueltas, disciernes, cambias de perspectiva y conectas con la reflexión / aprendizaje de vida que te ofrecen esos pensamientos, fomentando sus afirmaciones positivas, pensamientos conscientes. 

Suelta el foco a los pensamientos perturbadores y fomenta tu atención y manifestación en pensamientos afirmativos conscientes. 

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Un abrazo

Pau 💚